domingo, 17 de mayo de 2020

PALABRAS PARA JULIO

Parafraseando al ilustre poeta Goytisolo, y con su permiso, hoy quiero escribir unas palabras, no para Julia como haría aquel con hermosos versos, sino para Julio. Triste recuerdo elegíaco que se convierte en reflexión por su legado. Julio Anguita, el gran orador, político, clarividente de la España contemporánea, el quijote de las causas de la izquierda, el gran defensor las masas empobrecidas por los sistemas y los poderes económicos injustos; el artífice del consenso en el panorama progresista de un país donde la tendencia a la separación y a la exclusión parece nuestro sino. Pero para mí, más allá de este talante de líder y personalidad arrebatadora que vencía convenciendo, Anguita fue un profeta. Como creyente veo en él una paralelo con ese Nazareno que sojuzgó los pilares de la sociedad y los poderes que sometían al pueblo con normas, imposiciones, tributos mientras la hipocresía religiosa y política campaba a sus anchas. Sí, Julio era un poeta y un profeta. Predicó con el ejemplo la buena nueva de la utopía del comunismo humanista que reflexiona, propone, construye y denuncia para el pueblo. Pero lejos de la demagogia que muchos sectores de la izquierda usan. Un profeta que no tuvo pelos en la lengua para arrojar a la cara del poder las verdades que se encubren en el discurso político. Un hombre, un profeta que como aquellos de la Antigüedad se mostraban bravos con los poderosos y tiernos con los débiles. ¡Cuánto bien y cuánto ejemplo de vida y compromiso nos has legado Julio! Has sido más ejemplo de Amor  evangélico que muchos cristianos de misa diaria que se parten el pecho en hipócritas seguridades que traicionan a Jesús y su mensaje. 
Hoy domingo, una luz se ha encendido en el alegre banquete de acción de gracias, porque un hermano, profeta de la Utopía, ha venido a unirse con Jesús el perseguido por causa del Amor al ágape celestial. Tu memoria nos ilumina. Gracias por tanto ejemplo y tanta vida. Hasta siempre Julio.

CAESAR
MAYO 2020

jueves, 9 de abril de 2020


CRÓNICAS DEL CLAUSTRO:  Teoría de la relatividad

En cada átomo de impaciencia
se encuentra una sonrisa.
En cada electrón de entendimiento
un destello de compasión.
Si el movimiento de los astros
ha sugeridos teorías
sobre el tiempo y el espacio,
a pensadores, científicos y filósofos,
yo, mirando el cielo de las noches claustrales,
también tengo una:
Si esas estrellas y cuerpos cósmicos decoran
mi cúpula nocturna,
¿por qué no pensar que un farolero sube cada
anochecer a colocarlas, para hacernos más
bonito ese manto oscuro que nos encanta?
Siempre llego tarde a la cita,
y me pierdo cómo este mago sideral
va poniendo aquí y allá esos hermosos puntos de Luz.
Algunos dirán, eso es relativo,
pues la distancia y el tiempo...
y todo eso de la teoría de la Relatividad.
Pero seguro que a Alberto Einstein, se le ocurrió hablar
de la energía, la masa y la velocidad
después de acompañar durante una noche
al farolero universal, mientras iba encendiendo sus
celestiales luminarias.
Esto, lógicamente, no pudo decirlo nunca.
No podía desvelar el secreto.
Pero, yo tuve la suerte encontrar
una fotografía en la que se ve a los dos,
a punto de iniciar el viaje interestelar.
Aquella noche, el genio Alberto, vio cómo se podía
sembrar belleza en un campo de armonía cuántica.
Por eso, todas las noches miro
con la esperanza de pillar al gran arlequín de las luces
poniendo esos puntitos de esperanza.
¿Lo conseguiré?

C.P. abril 2020


lunes, 6 de abril de 2020


CRÓNICAS DEL CLAUSTRO: Las perlas del silencio

En medio de los retiros obligados el gato de la rutina se ha establecido en la ventana. Desde allí observa con ojos sempiternos los leves vuelos de gorriones y mirlos, y el aleteo escandaloso de las tórtolas y palomas urbanas. Esas aves tienen el resabio de la ciudad, comprenden que las calles y plazas son campos forjados en la mente de esos otros seres a los que intuyen pero no comprenden. Esos seres que somos los que dormitamos en el territorio gatuno, agazapados en los salones, dormitorios, cuartos y cocinas. En ese fluir de entes encerrados en una intestina masa de ladrillo y hormigón.
Ahora que los virus microscópicos nos acechan se establece una magnífica paradoja: estamos hechos para combatir a seres y amenazas de gran tamaño pero no podemos apenas valernos para hacer frente al embate de los microseres que pululan por el aire.
¡Qué contrariedad! Y esa es la reflexión que el gato Ulises me hace desde su rincón de señor del tiempo: seréis muy fuertes para algunas cosas, criaturas soberbias y engreídas, pero no soportáis el ataque en el microespacio. Lanzáis vuestra inteligencia hacia el macrocosmos pero os cuesta controlar las paradojas de los microcosmos.

Hoy me he sentado frente a Ulises, mientras ambos miramos por el balcón el concierto ornitológico de los paseriformes en torno a migas y trozos de pan que, graciosamente, se me ha ocurrido regalarles. Yo estoy seguro de lo que pienso, pero no lo estoy tanto de lo que está pensando Ulises. No sé si sólo ve comida en los pequeños gorriones y verderones o simplemente mira, con esa mirada estoica que suele caracterizar a los felinos.
Cada minuto que paso junto a él son perlas del silencio, verdaderas joyas de sentir el ahora, el ser del momento, el disfrute del instante que se fuga, la inaprensible mutación del momento. Tan valiosos son los ingrávidos fragmentos del tiempo, como perlas en un mar de silencio.
Después de un par de horas, vuelvo a coger el libro de Apuleyo El Asno de Oro, y me recreo con las aventuras de la literatura latina; mientra Ulises, en su largo peregrinar en el mediterráneo de mi casa imaginaria, sigue su periplo para volver a su Itaca. ¿Nos encontraremos en el camino?

CAESAR
Abril 2020

sábado, 21 de marzo de 2020


Crónicas de la reclusión I: 

La poesía en los tiempos del cólera

    Nos creamos como versos encerrados
cada día, en cada instante.
Nos partimos en seres múltiples
creyendo que uno sólo sobrevive.
En la celda que nuestro cuerpo ocupa,
las palabras no tienen eco.
Sólo el pensamiento nos responde;
sólo la Verdad encuentra asiento,
calladamente,
entre las horas que se precipitan
en los desfiladeros de la incertidumbre.
   Una mirada del espejo cotidiano,
impertinente,
me proyecta sueños de otros siglos,
sueños ya soñados
por mis ancestros paleolíticos.
Cada siglo tiene sus pesadillas;
ahora nos toca ser carne de estadística
cifras vomitadas en los telediarios.
   Nos ponemos el traje de muerte,
mientras la Parca
nos aparca en las márgenes
del río de la vida.  
No hay mayor ventura sobre el existir
que mirar a los ojos de la Muerte,
plantarle cara a los versos destrozados
por pandemias irreales,
pandemias virtuales,
pandemias digitales,
pandemias mentales,
pandemias animales.
¿Qué nos queda en el bolso de la ilusión?
ESPERANZA.
Sólo la poesía nos salva.
Porque la poética nos alumbra,
Como la FE, nos colma de fortaleza
Para combatir las pesadillas
Creando SOLIDARIDAD en las manos.
   Cuando esto acabe,
¿habremos acabado las mujeres y hombres de parir
la nueva era?
Llevamos tanto tiempo esperando,
que parecemos un personaje de Beckett:
Esperando, sin esperanza.
Esperando a que algo cambie para que todo siga igual,
Una opresiva paradoja,
un gatopardismo Lampedusiano que nos arrastra,
una interminable sucesión de re-creaciones
que parchean nuestras mentes,
maquillan realidades,
y visten con ropa nueva armazones viejos.
El vino nuevo quijotesco
que se escanciaba en los viejos cueros.
   Cuando el mundo resucite de esta muerte,
cual Lázaro con vestidos de mortaja,
quiero que suelte sus andrajos.
Que se libere de la mortecina niebla del corazón oscuro,
que arrope la luz de un nuevo amanecer.
Amando la Tierra que nos inicia y nos finiquita,
amando el aire, libre de cuerpos extraños.
Cambiando nuestros sueños
porque son de otros siglos.
Y que tengamos sueños nuevos,
libres de cosas,
libres de artificios.
   Cuando el cólera acecha
el Amor se resiente,
porque el Amor,
lo dijo el gran poeta colombiano,
es como el cólera.
Nos revuelve y desestabiliza
Para crear nuevas alboradas de
Nuestro humano existir.
Un verso.
Un virus.
Un canto.
Un tiempo.
Una Luz.
Una palabra para la Esperanza:
POESÍA.

CAESAR
Marzo 2020