Acto de presentación de nuestra novela histórica
"LOS TÚNELES DEL TIEMPO" de César Pacheco
presentación y estudio por Guillermo Suazo Pascual
En su aspecto externo,
la novela nos ofrece una cubierta atractiva, sugerente y original (diseñada por Ana del Valle); además del
curioso y trabajado plano de los lugares de Talavera por donde se mueven los
personajes, que aparece en la última página (obra de José Luis Espinosa).
Consta de 40 capítulos
y un “Epílogo”, en cuanto a su estructura externa.
En cuanto a su
estructura interna, nos ofrece una estructura circular:
Comienza en la
actualidad, primer y segundo capítulo, y termina en la actualidad, capítulo 40
y el “Epílogo”.
Y a continuación, salta
al siglo XVI (1595), capítulo 3, para volver a la actualidad, capítulo 4.
Y sigue con esa
alternancia:
Capítulo 5, siglo XVI.
Capítulo 6, actualidad.
Capítulos 7 y 8, siglo
XVI, etc.
Los capítulos son
breves: tres páginas la mayoría; unos pocos, cinco páginas.
Como algo excepcional,
los capítulos 37 y 39, los únicos situados en el siglo XIX, 1856-1860, son los
más extensos: trece y siete páginas, respectivamente.
Pero, me llama la
atención que casi sin darnos cuenta, en unos perfectos e imperceptibles
flashbacks, sin ninguna sensación de ruptura del hilo narrativo, nos lleva de
la actualidad al siglo XVI, hasta que desde el capítulo 22 al 35 se centra en
el siglo XVI para profundizar en los secretos del manuscrito, en los amores de Diego
de Molina y Beatriz de Meneses, etc.
Creo que todo esto se
debe al esmerado trabajo del autor; ciertamente a ello también contribuye, algo
pensado por el autor evidentemente, la presencia de personajes “paralelos” en
las dos (tres) épocas en las que se desarrolla la acción:
-Siglo XVI:
-Diego
de Molina, el Mozo (su padre Diego de Molina, el Viejo)
-Beatriz
de Meneses
Siglo XXI:
-Andrés Molina (y su
padre)
-Claudia
Hay que añadir que la
acción se desarrolla en un solo escenario: la ciudad de Talavera.
Por otra parte, los que
conocemos, un poco al menos, a César Pacheco, percibimos, en sus breves
momentos digresivos, su forma de pensar, de ver la vida, y sus evidentes
agradecimientos:
a).-En diversos
momentos se intuye el reconocimiento agradecido al “buen” profesor, al que te
“marca” para toda la vida (don Luis Saavedra, Vicente).
b).-En fray Andrés de
Torrejón, en parte, alter ego del autor, podemos percibir el gran amor a los
libros; pero sobre todo, este personaje encarna, simboliza la defensa de la
tolerancia en todos los aspectos, especialmente en el religioso.
Yo, personalmente, creo
que en este personaje hay mucho de nuestro querido Aurelio, don Aurelio de
León.
A mí, no sé por qué,
este personaje me ha recordado a Erasmo de Roterdam, al que profesor mío
definía con una frase en latín: Erat mus rodens omnia (“era un ratón que
roía todas las cosas”).
c).-También me han
llamado la atención las reflexiones sobre el amor por encima de prejuicios
sociales y religiosos, y la delicadeza del encuentro entre Diego de Molina y
Beatriz de Meneses.
d).-La delicada
reflexión sobre la vivencia de la muerte desde la paz que nos ofrece al visitar
a Elisa, la viuda de su profesor Luis Saavedra, creo que también es algo muy
personal de César.
Para terminar, añadiré
que enseguida se percibe que la novela está trabajadísima en todos los aspectos
y detalles:
-el histórico y el
arqueológico, por supuesto. ¡Faltaría más! Pero también en su estructura (como
ya hemos comentado), y en su escritura, en la forma: se nota cuidado y revisado
cada párrafo; muy precisa, la adjetivación; una gran variedad de “verba
dicendi”, etc.
Ya quisiera yo una
primera novela tan redonda, tan rotunda, sin cabos sueltos.
¡Enhorabuena, César!!!
Creo, César, que esta
novela está pidiendo que se la dé a conocer, no solo en Talavera, en otras
ciudades; ¿por qué no Madrid, o Granada, por aquello de los moriscos? Hay
premios, habrá que preguntar, a los que se la podrá presentar, …
Y, por supuesto, hay
una gran película en este texto.
Talavera, 16 de
noviembre, 2022
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