viernes, 10 de agosto de 2012

EL CARRO DE LAS VANIDADES


Damas y caballeros,
Ancianos y jubilados.
Ociosos y empobrecidos
trabajadores, parados.

Contemplad en su hermosura
El carro de las vanidades
Donde falta la cordura
Y sobran las veleidades.

Está lleno de trofeos
De riquezas y laureles
Del poder de la Corona
Cetro, mitra y cascabeles.

Títulos, contratos, letras
Diplomas y otros enseres.
Que al hombre no hacen feliz
Y menos a las mujeres.

Que este carro es una Jauja
Muy lleno de ricas mieles
De jamones y chorizos,
Y de esto más que tú quieres.

Cuando quieren los poderosos
Sólo ellos chupan del carro,
Y se ponen muy celosos
Si intentas tocar los cacharros.

Pero cuando el carro se vacía
De manjares y viandas
Con que los ricos se colman
Lo dejan lleno de cargas.

Y sólo tiran del carro
Los de siempre, y no los ricos.
Y aun hay algunos idiotas
que piensan que cuando tiran
tiran para su lado
pero solamente tiran,
y no saben que tirando
el rico se hace  más rico
y el pobre sigue esperando.

Y quieren los poderosos
Que nadie se suba al carro
Y si sube le desangran
Creyéndose afortunado.

Pero cuando las cosas van mal
Y el carro ya no responde.
Quieren los ricachones
Que tiremos sólo nosotros
Esa panda de bribones.

Quieren la bolsa intacta
Mientras nos sacan los cuartos
Llenándose de reales
Faltriqueras, arcas y barcos.


Pero si la bolsa peligra
Ellos no arriman nada
Porque quieren que entre todos
Paguemos la inocentada.

Señores de gesto serio
Señoras de alto postín
No dejen de mirar el carro
Los cómicos, ya están aquí.

Si molestamos con ello
No crean que es la intención,
Pues sólo nos interesa
Exponer con emoción.

Que la tan sonada crisis,
financieras la montaron,
que pobres y curritos
con creces ya la pagaron.

Acercáos a este carro,
El carro de las deidades
Que los monstruos con sus tipos
Arrastran como mortales.


César Pacheco, junio 2012

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