viernes, 27 de abril de 2012

Poesía del olvido: Guernica en la memoria

Las bombas letales no eran bombas, eran caramelos envenenados por la codicia y el terror de los funestos jinetes negros. Y los aviones con señales esvasticadas no eran aviones, eran pájaros de mal agüero, córvidos de la muerte, señores de la miseria y la prisión, seres encadenados a las tinieblas del siglo.
Y abajo los hombres y mujeres guerniquianos no eran seres humanos, eran cifras numeradas para aumentar las estadísticas, eran ratones plasmados en un cuadro, que con gritos y aullidos se revolvían en sus ratoneras imposibles.
Y como un ojo sempiterno y omnipresente estaba el artista,el pintor. Y el pintor era un demiurgo del universo cromático de grises, lamentos y terrores, que recogía fotogramas de la bélica maquinaria de los señores oscuros que nublaban el día.
Los niños se convirtieron en trozos inertes de carne amarrados a los pechos iracundos de madres desoladas. Y soplaba un viento que arrastraba esperanzas y soles, y se llevó los colores de un lienzo que el pintor tenía lleno de primaveras.
Porque en  aquel día de primavera las flores se marchitaron de repente, y la savia se congeló con los espectros de la noche que cubrieron claridades tricolores....y después ya no había voces...solo un silencio de polvo, mezclado con futuro...pero el futuro se dibujaba más sombrío...y el general apretaba su fajín y su corona laureada al son de vítores cadavéricos. Y en la huerta de su conciencia empezaron a crecer cadáveres que repetían una sola palabra que vomitaban por bocas ultratúmbicas: Guernica, Guernica, Guernica.

César Pacheco
Abril 2012

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