domingo, 13 de mayo de 2012

Poesía del olvido: El Tiempo de la noche inmaculada

Y vienes tú, con tu manto azul lleno de estrellas, inmaculada señora de la noche,
mientras una camarera de barra americana piensa en las turbulentas madrugadas...
Sopla el viento de poniente y rezuma voluntades
asqueando las puertas del estío.
Bajan coches por la nubes sobre autopistas de algodón.
Veo retorcerse a los girasoles, que me miran asombrados con ojos gratinados,
y despiertan soledades mudas.
Colmados de titanes, los tejados de las casas se convierten en un museo de identidades caducas.
Y los transeúntes arrojan miradas furtivas pensando en la materia, en la forma, en cromatismos inconexos.
Un anciano barbado y longevo ha puesto su mano sobre un reloj de arena. El Tiempo no se detiene, impasible ante los mortales. 
Y yo sigo esperando... a que el anochecer se transforme en aurora.
 

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